sábado, 2 de julio de 2011

POR FIN EN BURDEOS


Bueno, pues ya estamos en Burdeos. Después de un feliz viaje, parando para comer cerca de Burdeos, compartiendo lo que llevábamos cada uno, llegamos,. nos tomamos un ratito para refrescarnos y descansar y, a media tarde, nos fuimos de paseo por la ciudad.
A los que ya lo conocéis, qué os vamos a contar. Una ciudad impresionante, allí donde miras ves algo que te llama la atención: casas de piedra con balcones de forja (ninguno igual al de la casa de al lado), iglesias con sus torres que se pierden en el cielo, plazas con cafés pequeños y acogedores, tranvías que te sorprenden a derecha e izquierda, así una calle y otra y la siguiente.
Pero, nosotros veníamos a conocer los sitios en los que transcurrió la vida de Santa Juana y comenzamos nuestro recorrido por la Catedral. Una espectacular construcción gótica, impresionante la altura de las naves y muy curioso el olor, al que no estamos acostumbrados, de las sillas de enea que sustituyen a los bancos. Allí descubrimos una estatua de Santa Juana en una de las capillas que rodean el altar mayor y nos paramos delante de la pila bautismal en la que fue bautizada. Emma nos hizo reflexionar sobre nuestra fé, que nace del agua que nos hace Hijos de Dios y juntos rezamos el Credo mientras salíamos.
Pasando por delante del Museo de Aquitania, llegamos a la calle Víctor Hugo, donde vivió Santa Juana durante su niñez y de donde salió para casarse. Gracias a una joven y amable pareja francesa que vivía allí, pudimos entrar en el portal y ver el interior, aunque no tiene nada que ver con lo que fue en la época en que ella vivió allí. Sin embargo, los balcones de forja se conservan, con las letras L y E enlazadas ( Lestonnac y Eyquem). Enfrente Le Grand Clocher(una de las puertas de entrada a la ciudad) y, a su sombra, la Iglesia de San Eloi donde se casó en 1583. También en esta iglesia encontramos una imagen de Santa Juana “ejemplo de esposa, madre y educadora”.
Callejeando, entre casas de piedra y pequeñas plazas, terminamos nuestro recorrido en la iglesia de los Dominicos, antiguamente de los Jesuitas, donde Juana, ya viuda, acudía a rezar y donde, a través de sus conversaciones con el padre Bordes, tomó la decisión de fundar una orden basada en el espíritu educativo de los jesuitas.
Después de cenar, nos tocaba seguir descubriendo Burdeos, ahora de noche, iluminado. Llegamos hasta la Plaza de la Bolsa, con el edificio de la Bolsa y el de la Aduana. Por la orilla del Garona, entre faroles de colores y actuaciones musicales en directo, llegamos hasta la Explanada de Quinconces. Enmarcado por dos altísimas columnas, al fondo, el monumento de los Girondinos, impresionante con sus
fuentes monumentales y el improvisado concurso de tango en las escaleras del monumento. Sabíamos que nos faltaba alguien por visitar y nos acercamos hasta el antiguo convento de los Dominicos para encontrarnos con Goya, serio y digno en el centro de la plaza.
Acabamos el paseo en la plaza donde se encuentra el Gran Teatro, también llamado de la Ópera, uno de los teatros más monumentales de Francia, repleta de gente paseando a las once de la noche y decidimos que ya estaba bien para un día, aunque no pudimos irnos a la cama sin pasar un rato en la terraza disfrutando del aire fresco y viendo una panorámica nocturna de Burdeos. Buenas noches.