domingo, 1 de julio de 2018

166 años de la Compañía de Maria en Santander


        





 


           Hay lugares que nos parece que van a estar siempre ahí. No nos planteamos que, algún día, ya no vayan a estar. Sitios donde volvemos para celebrar, para reunirnos, para recordar... El colegio de Vía Cornelia es uno de esos sitios y las monjas que han permanecido allí durante 166 años, un referente para todos los que estudiamos allí y, sobre todo, para los que hemos mantenido el contacto con la Comunidad de religiosas durante muchos años, después de acabar nuestros estudios.
         Pero, el día 19 de junio de 2018 nos dimos cuenta de que ya no sería así. Las pocas monjas que quedaban se han ido, la Comunidad ha cerrado sus puertas, una etapa se ha acabado...Y han querido que la despedida fuera como su trayectoria en el colegio, con sencillez, con cercanía y con la participación de todos los que formamos la historia del Colegio, a través de una emotiva eucaristía celebrada en la capilla, esa que compartíamos Colegio y Comunidad (no por casualidad estaba en el centro de los dos edificios).
         Emotiva desde el comienzo, con las palabras de la Madre Emma, desgranando la historia, mejor dicho, la vida de la Comunidad desde su fundación. Recordando los momento difíciles y los felices y, sobre todo, su vocación de enseñanza y su implicación en la vida de la ciudad de Santander. Continuó con la acertada elección de las lecturas y la cariñosa homilía del señor Obispo que resaltó la acogida que siempre había recibido por parte de la Comunidad y la forma en que las religiosas habían sabido ser "luz y sal" para todos los que habíamos pasado por el Colegio. Las peticiones fueron hechas por cada uno de los grupos que forman parte de la gran familia de la Enseñanza: FISC, Red Laical, religiosas, antiguas alumnas y profesores. Las ofrendas también mostraron que la Comunidad no sólo estaba formada por las monjas de la Enseñanza: por parte de la CONFER, su presidenta ofreció un faro, tan propio de nuestra ciudad. Unos niños ofrecieron un chaleco salvavidas, representando a las personas más marginadas y olvidadas y una mini placa solar como símbolo de un futuro mejor, por el que trabajamos todos los que formamos parte de la Compañía de María. Un profesor representó la vida de cada persona por medio de un mimo. Una antigua alumna y religiosa de la Compañía, presentó un cirio como símbolo de luz y de la llama que no tenemos que dejar que se apague. Por último, un matrimonio, padres de antiguas alumnas, presentó el pan y el vino, en representación de tantas familias que, a lo largo de los años, han pasado por el colegio.
         A medida que avanzaba la Eucaristía, lo hacía también la emoción y, después de la Acción de Gracias leída por la Madre Mariña Ríos, Madre Provincial, la actual Madre Superiora entregó al Señor Obispo la imagen de la Virgen que ha presidido la vida de la Comunidad y a Don José María Santamaría, capellán del Colegio, la imagen de Santa Juana de Lestonnac. Los profesores del colegio quisieron entregar un obsequio a las monjas que se iban: un barco pesquero, tan santanderino, como recuerdo de su presencia en nuestra ciudad. Toda esa emoción, se desbordó con el canto del himno a Santa Juana. Conscientes de que era la última vez que oiríamos a las religiosas de la Compañía de María entonarlo en nuestra capilla, más de una no pudimos evitar que esa emoción nos sobrepasara un poco.
         Luego vinieron los encuentros, con antiguas profesoras, con monjas a las que hacía años que no veíamos, emociones, abrazos, sonrisas, alguna lágrima y, sobre todo, recuerdos que se agolpaban en nuestros ojos y nuestros corazones.
         Compartimos, después, una merienda en el claustro, fotos y anécdotas: ¿te acuerdas cuándo la madre Emma llevaba sus muñecos de fieltro en inglés? ¿Cuándo preparábamos la fiesta de Santa Juana con Pamen? ¿A ti te dio clase la Madre Romana? ¿Alguien sabe dónde está ahora la Madre Camino?... Generaciones distintas, recuerdos y preguntas parecidas.
       Y se apagaron las luces y se acabó la celebración...Sólo quedan tantos momentos compartidos, los sonidos y olores que llenaron nuestra infancia, ligada a nuestro querido colegio de Vía Cornelia. El claustro se quedó vacío y se cerró por última vez la puerta de Comunidad.
         En este momento agridulce, sólo quiero dar las gracias por tanto como hemos compartido los que hemos tenido la suerte de seguir en contacto con vosotras después de acabar el colegio, gracias por las oportunidades de celebrar cada año la Niña María y Santa Juana, por los Ejercicios Espirituales adaptados y, sobre todo, gracias por hacernos sentir que seguíamos siendo parte de la Compañía de María, que nos hemos llevado un pedacito del Colegio con nosotros, para siempre.
         Quiero acabar con una frase de Santa Juana de Lestonnac que resonó a lo largo de toda la celebración:" Nada tenéis que temer si vuestros intereses son los de Nuestra Señora"
Cristina Fuentes Ganzo
En la sección de fotos, a la derecha, aparecen algunas de las realizadas durante el acto.