miércoles, 14 de mayo de 2014

Adiós M. María Josefa

Arrastrando los pies, con hilos saliendo de sus bolsillos, impecable el hábito, con aquel olor a recién planchado, venía la Madre María  Josefa por los pasillos hasta llegar a la clase. Después de la oración de rigor, sacábamos nuestras labores y empezábamos una hora en la que intentaba, como ella decía, ”sacar algún provecho” de nosotras. Lo cierto es que tenía más éxito con algunas que con otras ( yo era del segundo grupo) y pasaba la mitad de la clase deshaciendo los nudos que, indefectiblemente, poblaban nuestras labores. Sin perder la paciencia, corregía los errores de nuestra costura de principiantes y, en ocasiones, cuando no tenía remedio, se quedaba con nuestra labor y nos la devolvía al día siguiente, perfectamente rematada. Incluido el revés, por supuesto, también el revés.
Castellana (como nos recordaba con frecuencia,  de Madrigal de las Altas Torres como Isabel la Católica) recia pero de sonrisa fácil, severa pero flexible en el trato con las alumnas, dejó un imborrable recuerdo en las que fuimos sus alumnas y uno, más íntimo y personal en mí, que recibí de ella el primer beso emocionado de felicitación el día de mi boda, incluso antes que el de mi madre.

Ahora, que el Señor  la tiene a su lado, no podemos evitar una sonrisa cuando la recordamos, buena y sencilla, por los pasillos, camino de sus clases. Descanse en paz, Madre María Josefa.

Cristina

1 comentario:

  1. Descansa en paz,madre Josefa,gracias por tu entrega y paciencia para con todas nosotras.

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