lunes, 14 de noviembre de 2011

NECROLOGICAS


Una Profesora Inolvidable

Queridas compañeras: Me hubiera gustado redactar esta semblanza de la Madre Peral en vuestra compañía pero como no es posible echamos a volar la memoria hacia “aquellos tiempos” y expresamos en estas líneas nuestro homenaje familiar y cariñoso.

Recordaréis que a sus espaldas la llamábamos “Peraluca” y “la Peru”. Nombres cargados de afecto y admiración hacia una profesora tan sabia y tan discreta. También había otra versión:”la Mamsangeles”.

Como nació en México, aunque se consideraba muy española, la tirábamos de la lengua sobre el tema. ¿Recordáis cuando se nos ocurrió preguntarla sobre los descendientes de Cristóbal Colón? ¡Cómo nos sorprendió con su rápida respuesta!” Los Duques de Veragua” Y nosotras que íbamos de pescamaestras...

En su clase semanal de urbanidad se tocaban todos los puntos: el saludo, los modales en la mesa...había quien se guardaba las espinas del pescado en la boca -por no sacarlas delante de ella- y cuando nuestra Mamsangeles giraba hacia otras mesas nuestra compañera “descargaba” la mercancía en una “esquinita” del plato. También era tema de la clase la redacción de tarjetas, cartas, escribir correctamente un sobre…

Y su enseñanza no quedaba en el aula sino que toda su persona emanaba respeto, observación, tacto pedagógico, agudeza psicológica, piedad, hondura, humildad...

Su mente privilegiada podía desplegarse bien en las atinadas clases de contabilidad, bien en despertar el gusto por la expresión hablada o escrita, por el disfrute literario, por la sensibilidad hacia la pintura. Cuando fuimos a Roma para la canonización de “Nuestra Beata Madre” fue la Madre Peral quien nos dio “unas pinceladas” sobre la Capilla Sixtina así que cuando Don Francisco Pajares, representante del Obispo en la Peregrinación nos vio ante el Laocoonte observado con ojos ilustrados nos dijo:”Veo que venís preparadas”. “Sí, dijimos, nos ha preparado la Madre Peral en clase de historia”.

También fue un tiempo procuradora del colegio ¿Recordáis la oficinita donde vendía gomas, cuadernos y demás útiles? Cuando vengáis por aquí nos sacamos una foto junto a la puerta. Todavía está el ventanillo...

No levantaba la voz pero sus explicaciones creaban una atención de elevado voltaje. ¿Nunca olvidaremos cómo a la señal de la campana cortaba la frase o...¡hasta la palabra! Expresión práctica de una puntualidad plena de respeto hacia la lección del turno siguiente.

A lo largo de sus 98 años hemos sido muchas las personas que nos hemos enriquecido gracias a su personalidad. Recordamos a algunas compañeras con algún problema de aprendizaje. La Madre Peral sacaba recursos sorprendentes para paliar las deficiencias. Ya jubilada, cuando la visitábamos en la enfermería su talante sereno, su alegría y su humor agudo hacían las delicias de todos.

Sabemos que nos sigues ayudando a vivir con la fuerza suave de la confianza en las manos de Dios Padre que maternalmente vela nuestros pasos.

GRACIAS Madre Peral, “Peraluca”, Mamsangeles.

Emma Diez de Celis y compañeras.

A mi Gran Maestra y mi Gran Amiga

Guárdame un sitio

al lado del Gran Dios

que me enseñaste a amar.

El que siempre perdona

y vuelve a perdonar,

yo nunca olvidaré

lo que tú me advertiste.

Tú vida terrenal

se apagó suavemente,

como una candelita,

y se encendió, en el cielo,

una gran nueva estrella

que guía dulcemente

nuestro oscuro camino

hacia la Eternidad

Con toda mi admiración y profundo cariño

Laura Diez de Celis

2 comentarios:

  1. ¡Qué hermoso que alguien que se va deje tanto en el corazón de las que la conocieron! Ya era muy mayor cuando yo iba a l colegio, apenas una sombra silenciosa que caminaba por los pasillos que rodean la capilla.A las que la conocistéis, felicidades por compartir con ella una parte de vuestra vida

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  2. Me parece muy bonita y entrañable la necrológica dedicada a la Madre Peral; no tuve la suerte de asistir a sus clases (ya creo que me hubiera gustado), pero si de verla siempre en "la oficinita",su atención era especial, era una persona que no hacia nada de ruido, la querias sin más... Emma lo cuenta de forma que sobran comentarios.

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